Quiroga Law Office: cuando el compromiso social suena en armonía
En uno de los albergues donde la Fundación Yo Elijo acompaña a adolescentes en situación de vulnerabilidad, nació un proyecto que conmovió profundamente a todos los que lo presenciaron: un coro.
No fue una idea planeada desde una gran estrategia, sino el resultado de escuchar con atención lo que los jóvenes necesitaban: un espacio para expresarse, sentirse seguros y, sobre todo, volver a creer en sí mismos.
Al comienzo, ninguno de los participantes tenía experiencia musical. Algunos apenas se atrevían a hablar en público, mucho menos a cantar. Otros dudaban de su propia voz o se avergonzaban de ser escuchados. Pero en cada ensayo, algo empezó a transformarse. Las notas, primero tímidas y dispersas, comenzaron a entrelazarse con la confianza, el trabajo en equipo y la emoción compartida.
Surgió así una nueva forma de comunicación: el canto como herramienta de sanación, unión y esperanza.
Más que un coro, una experiencia de transformación
Lo que empezó como un pequeño taller se convirtió en un espacio donde los jóvenes aprendieron a mirar al otro con empatía, a escucharse y a sentirse parte de algo más grande. Descubrieron que cantar no era solo alcanzar las notas correctas, sino atreverse a ser vistos, confiar y dejar que la propia voz encontrara su lugar entre las demás.
Cada ensayo se transformó en una oportunidad para superar miedos, celebrar logros y aprender que la armonía no se construye en solitario. El proceso fue tan valioso como el resultado final, porque detrás de cada voz había una historia, un pasado difícil, pero también un futuro lleno de posibilidades.
El día en que las voces llenaron el albergue
El día del concierto final, los nervios y la emoción se mezclaban. Frente a más de 70 niños, niñas y jóvenes del albergue, el coro se preparó para su presentación. Las primeras notas resonaron con timidez, pero pronto el miedo dio paso a la fuerza. Sus voces se alzaron, firmes y seguras, llenando el espacio con un mensaje de unión y resiliencia.
Lo que comenzó como un ejercicio de confianza terminó siendo una experiencia colectiva de fortaleza, emoción y comunidad. Al finalizar, el silencio fue roto por los aplausos y las sonrisas. No era solo una presentación: era la demostración viva de que cuando las personas confían, comparten y trabajan juntas, lo imposible puede transformarse en belleza.
Un compromiso que trasciende las fronteras del derecho migratorio
En Quiroga Law Office, creemos que nuestro compromiso con las comunidades va más allá del ejercicio legal. Apoyar proyectos como el de la Fundación Yo Elijo forma parte de nuestra estrategia de Responsabilidad Social Corporativa, una convicción que nace de entender que la justicia no solo se defiende en los tribunales, sino también en los espacios donde se construye dignidad, oportunidades y esperanza.
A través de nuestra alianza con la Fundación, contribuimos a que estos jóvenes encuentren herramientas para expresarse, sanar y proyectar un futuro distinto. Cada nota, cada sonrisa y cada historia compartida en este proyecto nos recuerda por qué es tan importante seguir invirtiendo en iniciativas que promueven la inclusión, el arte y el desarrollo humano.
Cuando las empresas se suman, las historias florecen
Detrás de cada acción social que impulsamos hay un propósito: construir puentes, puentes entre quienes necesitan una oportunidad y quienes pueden ofrecerla. Entre el derecho y la empatía. Entre la defensa legal y la transformación social.
En esta ocasión, ese puente se construyó a través de la música. Pero lo esencial no es la melodía, sino el eco que deja en cada corazón. Porque cuando una empresa decide comprometerse con el bienestar de su comunidad, está sembrando semillas de cambio que seguirán dando fruto mucho después del aplauso final.
El proyecto del coro nos deja una enseñanza profunda: no hace falta tener una voz perfecta para hacer la diferencia. Lo importante es atreverse a cantar, a participar, a ser parte.





